domingo, 1 de junio de 2008

Residencia Canónica


La iglesia parroquial del Divino Salvador de Cortegana, declarada monumento histórico-nacional, es un templo de voluminosas dimensiones, que ha sufrido todo tipo de reconstrucciones a partir de su edificación original en el siglo XIV. Su fábrica es de tapial de mampostería y ladrillo, fórmula muy habitual en la arquitectura de la Baja Edad Media en España como consecuencia de la tradición constructiva musulmana.
Interesante es su portada meridional, que se puede calificar de gótica y que tiene arquivoltas ojivales de ladrillo. También de ladrillo, pero mucho más moderno, es el campanario que se construyó a los pies del templo. Es una torre de gran sobriedad y apenas decoración, salvo el pintoresco chapitel de azulejos. El estudio de las fuentes documentales, así como algunos testimonios gráficos conservados, han permitido conocer la existencia de los retablos que componían los diferentes altares del interior de la parroquia. La casi totalidad de ellos han desaparecido en la actualidad: unos renovados por los cambios de gusto en diferentes épocas, otros, la mayoría, destruidos durante la Guerra Civil.
Muy importante son las obras de orfebrería conservadas en el tesoro parroquial, que en la actualidad comprende un importante legado, compuesto por un total aproximado de 60 piezas, que abarcan un arco cronológico que va desde finales de s. XV hasta nuestros días.
La Parroquia del Divino Salvador cuenta con algunas obras de forja de gran calidad artística, destacando especialmente un conjunto de púlpitos de finales del s. XVII; se encuentran situados en la cabecera del templo: dos flanqueandos el plesbiterio y un tercero adosado a la columna del primer tramo del lado del evangelio. La Hermandad de la Oración en el Huerto tiene su sede en esta parroquia desde el año 1947. Las dos imágenes de la copración se situan en el altar del Rosario, actualmente presidido por la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, realizando estación de penitencia desde allí cada tarde del Domingo de Ramos.

1 comentario:

pepe guzman dijo...

¡cuantas veces he pasado por delante de tu fachada! el coche, aquel mitico seiscientos lo dejaba aparcado en la plaza o muy cerca de ella, cuando no había aparcamiento delante del casino de "abajo" me hospedaba en la pensión "central" que era atendida por unas señoras muy agradables. alli almorzaba un sacerdote muy mayor que mas de una vez lo vi sentado en el confesionario de la iglesia que nos ocupa, posiblemente no confesaria a nadie, pero el hombre sesteaba allí y estaba mejor que en cualquier otro sitio.

para terminar, en la pension central te daban de almuerzo 3 platos y postre y de cena cuatro platos y postre. ¡como se han perdido las buenas costumbres!

quedad con dios.