
El Miércoles de Ceniza es para los católicos día de ayuno y abstinencia, igual que el Viernes Santo. Se realiza la imposición de la ceniza a los fieles que asisten a misa, siendo
bendecidas y colocadas sobre la cabeza o la frente de los fieles como signo de la caducidad de la condición humana; como signo penitencial, ya usado desde el Antiguo Testamento; y como signo de conversión, que debe ser la nota dominante durante toda la Cuaresma. En el rito católico la imposición de la ceniza es realizada por el sacerdote sobre los fieles. El sacerdote puede hacer una cruz con la ceniza en la frente de los fieles o dejar caer un poco de ceniza en su cabeza. Es costumbre dejar no lavar la ceniza hasta que esta desaparezca por sí misma. La imposición de ceniza es una costumbre que recuerda a los que la practican que algún día vamos a morir y que el cuerpo se ha a convertir en polvo.

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